Tesalia


"Y no había otra cosa en aquella ciudad que, mirándola, yo creyese que era aquello que era; mas parecíame que todas las cosas con encantamientos estaban tornadas en otra figura: las piedras, hallaba que eran endurecidas de hombres; las aves que cantaban, asimismo de hombres convertidas; los árboles, que eran los muros de la ciudad, por semejante eran tornados; las aguas de las fuentes, que eran sangre de cuerpos de hombres: pues ya las estatuas e imágenes parecían que andaban por las paredes, y que los bueyes y animales hablaban y decían cosas de presagios o adivinanzas."
Entrada de Lucio Apuleyo a Hipata, Tesalia, El asno de oro o Las metamorfosis, por Lucio Apuleyo, siglo II d.C., traducción de Diego López de Cortegana de 1500, adaptada al castellano moderno por su servidor Libre St. Yago.

Cuando llegué a Buenos Aires, los domingos era el día en que salía a caminar, de sol a sol, para conocer la ciudad, hacerme su amigo, y dejar de pensar en mi terruño. Sus sombras y todo lo estático que en ella habitaba me producían una sensación mirabílica que la propia gente nunca me despertó. Me asombraba cual Apuleyo, en aquella obra imperecedera, el mejor libro que leí en mi vida, gracias a un peruano veinteañero que conocería unos años más tarde.
Me sorprendía y atemorizaba (en mí el temor se encuentra más cercano a la curiosidad que al espanto) saber que hubo un inicio, pero que nadie sabe cual es el fin de una ciudad. Recordando que la civilización más extraordinaria de nuestro continente, la maya, terminó sepultada en montes, me inspiraba la visión de una Buenos Aires enmudecida durante siglos, descubiertos sus habitantes perennes de mármol y hormigón por arqueólogos futuros.

Pero no hablo de apocalípsis climático, parusía ni guerra final. Hablo de magia.

¿Ustedes creen, realmente, que alguien pudo esculpir lo que se aprecia en la foto? Hace falta ser muy ingenuo para no darse cuenta de que eso fue magia.
El problema es aquella gente que no tiene otro objetivo que la realidad, que sólo mira en una ciudad a la gente que la habita, se apega a ella y camina entre lo feérico sin notarlo.

Ellos "están estando". Yo veo, en las fuentes, sangre de cuerpos de hombres. Yo descifro, en esa niña que busca calor en el cuerpo raquítico de su padre marchito, más humanidad que en muchos cuerpos latentes.
Yo elijo -y por eso no preciso perderme en mundos de unicornios y hobbits tan lejanos- la magia de Cristo, Hermes Trimegisto, San Jorge, William Blake, y de esas sombras que producen los cuerpos helados de esta ciudad.



Foto tomada por mi musa en el Jardín Botánico.

14 pálidas ideas:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con vos. Pero, ¿qué hacemos si la magia se nos fue, si ya no podemos verla a simple vista? Salir a buscarla en otras cosas, en otras caras, ¿no es un sacrilegio?

PD. espero que estas preguntas no sean demasiado pàlidas. Saludos

Pablo Libre dijo...

No son pálidas, es lo mismo que yo me pregunto. Ojalá supiera responder, me solucionaría varios dilemas.

Siesta escandalosa dijo...

Ahora te comento. Me quedé estacionada en lo de "aquella gente que no tiene otro objetivo que la realidad". Concepto piña si los hay.

Siesta escandalosa dijo...

Respuesta facilista: "a algunas magias hay que inventarlas".
Pero en mi caso ya sé que cuando se va, se va. Mejor hacerse bicha bolita por un rato, sentir tristeza o lo que sea y esperar. La espera es ilusión y una forma de alimentar la magia que vendrá.

Siesta escandalosa dijo...

Y me rompe mucho la verificación de la palabra.

Pablo Libre dijo...

Gracias por empezar a formar parte de estos comentarios siesta. La verificación de palabra la puse porque me habían empezado a llegar muchos mensajes spam, la voy a sacar.
Muchas veces la magia del día dpende del sueño de la noche anterior. Hay un lugar con el que sueño a menudo, es como un bosque, pero está inundado, es muy largo de explicar. Sé que cuando sueño con eso, voy a hacer algo bueno. O cuando agarro un instrumento y el primer acorde sale sucio, trabado, sé que ese día no debo quedarme en la cama. Por suerte no me pagan por tocar jaja.

Xelia dijo...

La magia es un estado, pienso. Una actitud que no siempre está a flor de piel. Personalmente, la busco en mi costado más ingenuo (no por naif), desde allí hay creación posible (con trabajo, claro) y desde ese lugar la mirada descubre, corre el velo y llega a la epifanía(bueno, no siempre es tan perfecto).

Pablo Libre dijo...

Así es Xelia, somos dignos alumnos de Kelly. Quiro llegar a la epifanía de "El barco ebrio" de Rimbaud! (de última, la de "llueve", de Kelly)

Xelia dijo...

o la de Luciano, "arbol contra arbol espacio interior"

Anónimo dijo...

Yago, te debo la respueta a tu pregunta en el blog de MY. A ver si ahora si te llega.

Si. Puedo sentir la magia. Yo veo manos y alas que acarician pelotas allí donde otros ven botines llenos de publicidad. Y veo chicos divirtiéndose en un potrero o en una cortada allí donde otros sólo ven jóvenes atletas millonarios.
Creo también que la magia ni viene ni se va, simplemente está.

Pablo Libre dijo...

Gracias por tu comentario Karina, espero verte seguido por acá también, gente como vos le suma mucho a este blog, que sin las opiniones no es nada.
Si la magia está, voy a buscarla más profundamente porque, salvo la que me aporta mi hijo minuto a minuto de su existencia, mi magia creativa está muy difusa desde hace un tiempo.

Anónimo dijo...

jajaj mira quien habla de magia ...
si la vida me da sorpresa
cuando te encontre en ese lugar tan oscuro una noche de primavera no sabias lo que es la migia interior y no tenes el detalle minimo de ponerme a mi la que te mostro que se puede soñar con tan poco los mago de terramar estan muy dolido con vos .....

Pablo Libre dijo...

Te voy a bloquear la pc cuando me vaya de casa

Anónimo dijo...

no amor va con onda .....jajaj