Mis 50 posts, un homenaje: Atahualpa Yupanqui, Recital de Guitarra, 1977



Este hombre inventó la música argentina. No sólo rastreó, recopiló, difundió y estilizó, sino que además nunca perdió su sendero y guardo la tradición en una torre de cristal que todos pudimos alcanzar. Su arte, el de las cosas simples. Su poesía, la telúrica y la humana. Nunca un terrateniente cantando sobre los peones, siempre un ser humano, con todo lo que eso implica y pocos aplican.
Y cabe festejar sus 100 años de nacimiento, como debe hacerse con los gigantes.
Porque nunca se disfrazó de Santos Vega, ni adoptó la posición de los tres monos místicos (ciego, sordo y mudo), porque debió exiliarse no por conveniencia, por placer ni por opción, sino para hacer de nuestra música local algo universal, sin convertirla en boleros ni productos como quienes lo siguieron. Ay, Ata, si de verdad cada año mirás desde el cielo el sinsentido que desfila por tu Festival cordobés, debes sentir la misma indignación que yo y tantos otros.
Y si no escuchan su voz, escuchen su guitarra, que aquí les presento, en este recital donde deja oír el aroma rupestre, la furia de la injusticia y la voz de las melodías, sin canto, punteando ese instrumento que se convirtió en sinónimo del ser.
Me atrevo a pensar que ya no quedan personas como él. Porque, citando a Unamuno:
"Hay personas que parecen no pensar más que con el cerebro, o con cualquier otro organo que sea el especifico para pensar; mientras otros piensan con todo el cuerpo y toda el alma, con la sangre, con el tuétano de los huesos, con el corazón, con los pulmones, con el vientre, con la vida. Y las gentes que no piensan más que con el cerebro, dan en definidores; se hacen profesionales del pensamiento. ¿Y sabéis lo que es un profesional?¿Sabéis lo que es un producto de la diferenciación del trabajo?"

Quedamos pocos que aún pensamos "con el tuétano de los huesos". Y así nos va.

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