Buscando América, Cap. 1: Venezuela





Todo surgió a partir de cursar y recursar griego y latín. Algo no me cerraba, como que no me decían nada sobre mí esos idiomas tan cerrados y lejanos. No caigo en el simplismo de sólo juzgarlos por ser lenguas muertas, sino que, en sus culturas y herencia, entreveo lo peor del ser moderno, y muy poco de lo que me gustaría que nosotros seamos como continente.
Ha pasado más de un siglo desde el "Ariel" de Rodó y las cartas de Martí. Revoluciones, "evoluciones", y los traumas que todos conocen.
Y creo que esta crisis de la que todos hablan -y muchos aprovechan-, crisis que nosotros no sentimos porque siempre estuvimos igual, debe tomarse no como un trauma, sino como la oportunidad de dejar de lado modelos toscos que hemos tomado de culturas lejanas, para así poder concentrarnos en una sola nación, dejando de lado fronteras políticas, y uniéndonos como un gran pueblo, con creencias pre y post colombinas, con un color urbano diferente a esas luces de neón que agobian nuestra identidad y convierten a nuestras ciudades en calcos berretas de Parises, Madrides y Nuevayorques genéricas, con tonadas heterogeneas, alejadas del español clásico que no denomina un 10% de lo que podemos llegar a visualizar en nuestros campos, selvas y esteros.
No hay socialismo, democracia o institución moderna que refleje lo que somos, por eso me encaminaré, con mi biblioteca de papel y sonora -siempre tuve la idea de que 15 platones no me dicen tanto como un Asturias o Rulfo, y de que una Chabuca Granda supera a enésimos Dylans-, con mis limitaciones y prejuicios, a descifrar, lugar por lugar, a estos símbolos de Latinoamérica, sin explicarlos, sólo mostrándolos, oyéndolos o leyéndolos, para que puedan juzgar por sí mismos si mi aborrecimiento hacia la cultura grecolatina es parte de una imposibilidad de aceptar la herencia o una justa reivindicación.



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5 pálidas ideas:

bonito lunch dijo...

no sabía que en venezuela se daba ese sincretismo como en cuba y brasil mayormente.
interesante.

Xelia dijo...

Genial el post!!!
La identidad habita en la diferencia y allí la dignidad.
Me encantó, Pablete.
Besos

Xelia dijo...

Ah!! felicitaciones por la renovación!

G dijo...

Lindo post, don Pablo y mejor idea aún. Permítame disentir (adoro disentir, sepa disculpar) acerca del concepto de "superación" (ni Chabuca a Dylan, ni viceversa), porque es peligroso pero más que nada porque la cultura es eso,ni más ni menos que el producto de una época y unas gentes, ni mejores ni peores.
En humildísimo aporte a su intención, ví el otro día "El milagro de Candeal", del español Trueba, donde muestra el derrotero de Bebo Valdés en Bahía. Conmovióme. Saludos!!

Pablo Libre dijo...

Gracias Gra, es bueno saber que seguís leyendo el blog